quinta-feira, 18 de abril de 2019

Holodomor

"Se invitó a personalidades extranjeras que simpatizaban con el comunismo, como el literato George Bernard Shaw, a los que fue fácil convencer de que todo eran rumores de la propaganda antisoviética. Cuando el censo de 1937 dio cifras no deseables, se ejecutó a los autores y se alteraron las estadísticas oficiales. Solo a partir de los años ochenta empezó a aflorar la tragedia, gracias al historiador Robert Conquest y a las investigaciones del Instituto Ucraniano de Recuerdo Nacional. Pero fue con la apertura de los archivos, tras la caída de la URSS en 1991, cuando empezó a confirmarse la magnitud de la hambruna. «La Unión Soviética llevó registros muy minuciosos de sus crímenes. Sus dirigentes creían que nadie podría hurgar en esos archivos. Hay mucho material a disposición de los historiadores»."

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